SONETOS NOCTURNOS

Soneto # 4 AL POETA FRANCISCO URBINA


                         

 

Cuando el poeta nace, nace un sueño

para cantar. Las flores y jardines,

rosas doradas, pálidos jazmines

cubren airosa el alma.

 

El verde leño

de nuestra hoguera enciende, brilla, humea

y un festival de luces se aposenta

en la cocina del amor. No cuenta

el humo negro de la chimenea.

 

Árboles yertos, nubes en el cielo

acompañando el fruto del anhelo

y brilla igual la noche con el día,

 

son ambas una sola melodía,

no dejan de roer el mismo velo:

el velo casto de la poesía.