Viento_de_Levante

Los almendros

 

 

 Los almendros, secos y ennegrecidos sobre el campo estepario.

Espectros que con sus ramas desnudas se asemejan a añejos esqueletos.

Fantasmas amenazantes que esbozan muecas de vacío.

Cementerios de tierra y abandono.

Noche y tiempo unidos.

Decrepitud, silencio, muerte.

 

Lejos  quedaron primaveras de nacaradas flores, de colores y de aromas.

Parásitos y larvas pululan donde volaron laboriosas abejas.

 

Os conocí en vuestra infancia, os vi crecer y ofrecer mil veces vuestro fruto.

Fuisteis sombra fresca, emporio de belleza, adorno de fértiles llanuras.

Recolección y trabajo.

Marmóreo palacio de alondras y ruiseñores.

Paz en el entorno, prosperidad, hermosura recortada sobre un azul eterno.

 

Hoy, polvo y madera vieja.

 

¡Ay de mí! En vosotros me miro, y en vosotros me reconozco.  

 

Mas, ¡no! Aún es tiempo de frutos, y de flores otoñales.

De amor y de caricias.

 

 Viento de Levante