Martha Esquinca

Trinos del alba

Al llegar trinos del alba,

abren un abanico refulgente

que enciende la antorcha mítica

como pebetero de templo nuevo.

 

Es aire nacido del soplo original

luz suscita del dorado perpetuo

latido múltiple de  cosechas

paz de mirada extendida.

 

El vértigo  de las rutinas

se vierte en caleidoscopios florecientes,

la oscuridad de mi exilio

en crepúsculo sobre mis ojos.