Christian Fabian

DESEO

Todo empieza con verte y encontrarnos para saludarnos.

Un abrazo eterno y un beso repetido sobre tu mejilla,

es el inicio del hechizo que se apodera de mí.

Y aún, delante de los nuestros, no evito un ápice de mis deseos.

 

Entonces, sucede. No te suelto y la respiración se agita.

No me sueltas y tu entrega me potencia.

Mis labios bajan de tu mejilla a tu cuello hasta, inevitablemente,

invariablemente, encontrarse con los tuyos,

escondiendo el feroz encuentro que se produce tras ellos.

Mis manos, impunes a cualquier escándalo,

se deslizan por debajo de tu espalda, hasta apretar tu carne firme.

Pero son las tuyas, las que con decisión y ninguna sutileza,

se aferran a mi hombría con ansiedad famélica.

La desnudez es instantánea, como fugaz el contemplarnos así.

Colgada a mi cuello y destilando ganas de pasión,

en la cama el encuentro nos estalla los sentidos.

Saboreo tu cuerpo desde tus pechos excitados,

hasta más allá de tu ombligo, haciéndote delirar.

Las fricciones se van sucediendo. Violentas, salvajes.

Con mil vueltas, miradas perdidas y deseos cumplidos.

Hasta bañarte en una pasión descontrolada y placentera.

 

Todo finaliza cuando, al fin, nos hemos saludado.

Y aún, cuando no falte un inocente te quiero mi vida,

sé que nuestro encuentro así soñado,

será realidad algún día.