Fernando Gil Morales

Soneto XX

Un grito de tu solo amor divino

recorre el vasto mundo de las flores.

Y sabiéndose extinto en sus colores,

al corazón expande en remolino.

 

No es mejor que peor ese sonido

que me induce a soñar con tus sabores

en la plena quietud de tus fulgores,

como quieto, veraz y compungido.

 

 

Si me aferro a tu amor, amor despierta

la configuración de tu presencia,

y en el ánimo queda como cierta

 

la cierta voz en ánimo y esencia

-Cristal de fe junto a la rosa yerta

que puebla el alma en esa tu inocencia-