Esperpento

El tiempo pasaba adormecido...

El tiempo pasaba adormecido,
anhelante del beso que mata lento;
recuerdo que una vez fui niño,
fui niño e ignoraba
el pasar de las cosas
que poco a poco se me iban:
la inocencia, la alegría...
Fui niño una vez,
y no volvería.

 

Recuerdo el llanto
y la luz triste de la noche
cuando estaba solo y no estaba solo,
o cuando gritaba y mis padres no oían;
aprendí que era mejor vivir callado
y no decir lo que uno piensa,
y no pensar lo que uno dice,
y, en este mundo, no decir lo que uno siente,
si lo que uno siente no es sexo
(aprendí más tarde
que no podría tocar el corazón de nadie).

 

Uno no puede ni llorar tranquilo;
tanta gente que se ha ido
a perderse por mi mente que no olvida...
Sólo ando y tengo
endurecido el pecho
y adormecida el alma;
y a veces sólo yazco y espero
que pase por mí el viento
que arrase mi vida.

 

Fui un mísero domador de molinos
que nunca tuvo de su parte
un viento que reverdezca los caminos
que le han llevado a sus ojeras.