Desperté con ganas de acariciarte o quizás de mirarte,
Me acosté rogando soñarte o quizás queriendo mimarte.
Deseos todos triviales y superficiales, Para nada comparados
Con el inmenso anhelo de tenerte toda para amarte,
Para llorar y llorarte, pero no de tristeza
Sino por la inmensa felicidad de tenerte a mi lado
Por la gloria de sentirte tibia junto a mí,
Por el placer de sentirte respirar.
Dormiré una y todas mis noches con tus recuerdos como almohada;
Pasaré todos mis días
Con el reflejo de tu imagen como compañía,
Para ahuyentar la soledad de sentirte tan lejos.
Solo viviré con las ansias infinitas de nuestro próximo encuentro
Donde todas las voces que de mi cuerpo te reclaman,
Por fin encuentren un eco en las bellas líneas de tu figura
Y donde el freno de mis sentimientos por la distancia retenidos
Se liberen para llegar sin demora al resguardo de tu corazón.