Mirinda

Aceptando un final...

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Él fue cerrando puerta tras puerta, sin mirar atrás, hasta traspasar la puerta de entrada.

Ella sintió el ruido al cerrarse la puerta, solo eso, sin un adiós, sin palabras.

Cuando el alma se pierde en un baldío,  cuando las ganas se pierden en suspiros,

simplemente, muere la magia, pensó, mientras una tímida lágrima recorría su mejilla.

No quiero penas, dolores, ni hablar del amores que fueron, se dijo…

Se dirigió al cuarto de baño, prendió la luz, se acercó al espejo, cerró los ojos,(trato de poner su mente en blanco)

 y lentamente los abrió nuevamente y se miró al espejo.

la rutina no perdona, pensó, y tampoco el tiempo.

Levanto el mentón,  y mirándose fijamente en el espejo, se dijo: “tal vez arruinada, pero jamás resignada”

Sin tiempo para llevar su vista atrás,  lavo su cara, lleno la tina, busco sales y aceites,los dejo caer en el agua.

Salió del baño, abrió una a una las puertas y también las ventanas. A renovar el aire contaminado de ausencia, pensó…

Fue al dormitorio, miro el placar, abrió la puerta del lado de él, vacía,  la dejo abierta para que se airee.

abrió las ventanas de la habitación de par en par, nuevos aires entraran, pensó…

Se desvistió, busco la bata y vio por sobre la estantería del placar, su radio vieja la tomo y sonrió.

En el cuarto de baño la esperaba, una tentadora propuesta…

Sin memoria, sin prisa, pasó por la cocina, saco un vino rosado de la bodega, lo abrió,

lo puso en la Frapera con mucho hielo, tomó una copa, la metió en el bolsillo de la bata, se encamino hacia el baño.

Prendió la radio, música apacible, sirvio su copa, y apoyo la frapera en el estante al lado de la bañera,

se sacó la bata, y se metió en las cálidas aguas, arropándose con ellas.

La luz del sol entraba rabiosamente por el ventiluz del cuarto de baño.

Las lágrimas vuelven hacer acto de presencia junto con rabia y la impotencia.

Duele la herida que ha quedado abierta, pensó, sirvió su copa de vino.

Sentada en la bañera, tomo pequeños sorbos del delicioso rosado, se recostó,

dejo que la luz del sol se posara en sus nubes oscuras, y sencillamente revivió.

Creo que soy una persona afortunada y fuerte, muy fuerte, pensó…

el dolor se irá, lento pero se irá, extrañamente no me siento perdida, me encontré.

Dijo en voz alta y termino su copa de vino, El  tiempo traerá la calma, piensa…

Mientras su cuerpo se desliza lentamente entre las aguas, que ayudan a limpiar su alma.

 

                Miriadas