zuazo

Tú, mujer

Tú mujer, mi diosa,

mi menester.

Tú, mi hondo querer.

Yo contigo, en un baño de placer

cuando clavas tu verde mirada

desaparece la angustia,

florece la flor mustia

en el jardín del edén.

Tú y yo a solas

ya casi un lustro desde ayer

ensanchándome el pecho

para que mi corazón pueda crecer,

apretando tu mano,

tu cuerpo pegado al mío

en nuestro lecho desprovisto de frío

carne con carne, piel con piel,

fusionándonos en un mismo ser

se vuelven secundarias

las funciones primarias

como el hambre y la sed.

Tú mujer, mi diosa,

te quiero,

tienes a la inteligencia como esposa,

como esclava a la tristeza

y a mi –por siempre-

como loco por ti.

Aunque dude de mi fe

siempre seré

el creyente que te reza

a ti mujer, mi Diosa.