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Primero fue misteriosa.
Luego enigmática.
Quizá estuviese en mapa del amor,
que he ido forjando desde mi niñez.
Ella es corazón, mirada,
sonrisa, mi otro pie.
Sobrevuelo, transito,
y bosques, montañas,
semáforos, se llaman como ella.
Su carcajada es un golpe de luz.
Naufragar me es dulce
sobre las olas de sus manos.
Su coche, es diferente de los demás en el aparcamiento,
su copa de vino, es diferente a las demás copas en la mesa.
Me besa,
siento saltar en el cielo,
y luego acampa en mi cabeza.
La amo. Es como tener siempre hambre,
tengo ese mortal trajín.
Y ella me ama.
Somos dos pies,
nos necesitamos mutuamente para salir adelante.
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Jesús Soriano