Miguel Vargas

Dora

 

 Inhóspita, segura

triste y rencorosa.

Dora sola y preciosa,

necesaria, olorosa

con sus dientes perfectos.

Manos y brazos fuertes

que golpearon mi existencia pero

que acurrucaron y curaron junto con

sus lágrimas dolorosas.

Dora sencilla y sincera

dominante, inaccesible.

Única por ser madre y no amiga,

sanguíneamente rabiosa

pero madre al fin.

Sin olvidar recuerda y recuerda, no olvida.

Como el viento que se devuelve así devuelve

sus historias tristes adornándolas con un toque de rabia.

Dora, tú en mí

y yo en tu realidad,

Dora.