mateoserafini

A mi abuelo

Con la sed de verte, leo tus libros, con los que te has maravillado antes de conocerme, hoy yo los admiro, pisando tus huellas digitales, sin tu consentimiento. Espero tu inspiración en un suspiro de nostalgia que es recuerdo retrospectivo: Rompiéndose una silla que arruinó tu cadera, al instante, el grito de tu hija, mi mamá, estremece la casa. El recuerdo desaparece cuando te vas en camilla hacia alguna clínica. En una de tus tantas estadías en una clínica, siento abrazos y el negarme a festejar mi cumpleaños hasta que vos puedas ir. Como olvidar cuando caminaste doscientos metros, con tu andador, hasta la cancha donde lloriqueaste al verme jugar al futbol. Me enseñaste a jugar al truco, en esa mesa amarilla, como yo te enseñé a usar el Dvd, cuando ya eras reo de la cama o del sillón.

    No me conformo con revisar tu biblioteca, verte en una foto, o tu firma en mi costilla. Necesito sentir tu rostro, volver a jugar con tu plumero de esparcir la crema de afeitar. Necesito escuchar tu voz y no solo el eco que se va desvaneciendo, visitarte después de ir a la escuela.

    Lo que recuerdo no llega a un manojo, a un racimo de momentos, insuficientes días que nos envolvieron, que escaparon, que viajan perdidos en mi alma.