Isaac Amenemope

PUEDO DAR OXIGENO

 

          Es tan chica la felicidad, cuando llega sin haber sido invitada, y mucho antes que invadir el interior donde se afina el vacio, se deslíe en un concierto de prolongadísimas “Diurnas”, se descompone mansamente hasta convertirse en nimio plazo para la hermosa risa..

           No puedo aguardar la luz del alineado gesto, allá en la cruda confluencia de tus actos, Amor, se te escapa mi silenciado nombre a comunes giros y a improvisados verbos, mientras quienes hoy no saben reconocer en el hombre el espíritu fecundante del invierno, miran de cerca sin alcanzar a mover el corazón que necesitas para estar en calma.