Oscar Perez

Desayuno

Desayuno

 

Tomé la taza del color del día,

tenía el sol mezclado con azúcar,

un poco de café, dos damiselas

hechas de pan con queso y mermelada.

Y ungí mis labios en un río hirviendo

de noches sin dormir, de gran nostalgia,

y el primer sorbo me lo dijo: vives,

y fue el segundo el que indicó: descansa.

Entonces me bebí las alegrías,

me devoré mi pan, miré mis manos,

atesoré el calor del dulce desayuno,

me sentí recobrando el mar y el ancho mundo.

Y es que a mi alrededor ya naufragaban

las mutuas esperanzas, los amores,

y es que en las calles múltiples ladinos

asaltaban farmacias y a señoras.

En cambio tras beber vi que en el puerto

la goleta esperaba por el trigo,

las olas revolvían un cadáver,

ya pronto se despierta, repitiendo,

y allá, las ávidas gaviotas altaneras

mordían el cristal del horizonte

y de mis ojos ciertos lagrimones,

que no por más salados aumentaron las mareas.

Así acabó el regreso a la jornada,

el firme comprender que todo es bueno,

así dejé la taza en mi maleta,

cuando quieras y haga falta

yo contigo la busco y desayuno.}

 

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25 07 14