Raúl Daniel

Me llamo Gretel (Cruzada por la vida)

Me llamo Gretel

 

Poeta, te quiero cantar mi balada,

mi balada triste, hasta hoy, callada,

yo sé que tú buscas historias y narras,

y las dramatizas y también exaltas.

 

Mi historia es común, yo soy paraguaya,

de la tierra agreste, de machete y caña,

de algodón y yerba, tierra colorada,

que otrora sufriera… y que aún no acaba…

 

Un alma fundida, entre indo e hispana,

un alma que sale y trasunta mi cara,

que todas las noches golpea la puerta

de su propio infierno y de llorar no para.

 

Yo soy esa vida de mujer que clama,

un alma herida por la espada ruin

de un amor mentido, de un amor errado,

que llegó a su fin… que ya es pasado.

 

Yo soy esa historia que repite su siclo,

su círculo vicioso, alienado y malo.

(Cuando fui feliz todo era lindo…

pero el cielo azul se ha opacado).

 

Casi una niña dejé la inocencia…

le dije a mi madre, le dijo a mi padre:

-“Está embarazada”… casarnos…

y nos empujaron… (y yo no sabía), ¡nadie lo sabía!...

 

Tal vez no fue así… no recuerdo bien,

todo fue tan rápido, yo estaba en las nubes,

y enamorada… yo sólo quería

que ese bello sueño ¡nunca terminara!

 

Mi memoria enferma entremezcla los hechos,

transfiere los tiempos y olvida aquello

que no le conviene, creyendo que es cierto

cosas que nunca ¡jamás! sucedieron.

 

Una vez me contaron que los ayoreos

dejan que sus hijas se apareen y tengan

con el que les plazca… el sexo que quieran…

el tiempo que quieran... sin impedimentos...

 

Pero se embarazan... y entonces, ¿qué hacen?:

llegado el momento se van a la selva...

un hoyo en la tierra... terminó el problema...

y, a seguir probando... (que pase el que espera).

 

Yo vivo en Ñemby, mis creencias, cristianas y buenas,

me dan la conducta ética que se espera,

me llamo Vanesa… me llamo Gretel,

me llamo mamá… y estoy separada de él.

¡¿Se podría esperar?!... ¡también él un niño!,

y no puede un niño ¡llamarse papá!;

por aquí la vida es así nomás,

(esto es Paraguay, no sirve llorar).

 

Tú me prometiste un poema, poeta,

¿qué esperas?, ¿se te ha ido el habla?,

¿tus musas se callan?, ¿por qué te sacudes poeta?,

¿qué son esas lágrimas?...

No llores poeta, esa es mi parte,

tú sólo escribe… ¡demuestra tu arte!