LIZ ABRIL

EPÍLOGO

Te llevaste el poema y dejaste el silencio,
los labios apretados con sabor a tus besos,
en las manos el hielo recubriendo los dedos,
la mirada perdidabuscando tu reflejo.

Me dejaste la piel 
dolorida y desnuda,
las huellas de tus dedos perdidas en mi mundo
que vaga dando vueltassin encontrar el rumbo,
buscando las caricias que una vez fueron suyas.

Todos esos abrazos 
encerrando mi cuerpo,
hoy son como fantasmas perdidos en el tiempo...
mi sombra más se alarga detrás de la ventana
para escuchar tus pasos más todo está desierto.


Me dejaste el dolor, la nostalgia... el recuerdo
de tus ojos oscuros en mis ojos clavados,
y también me quedé con un trozo de tu alma
cuando tu voz despacio susurraba \"yo... te amo\".