Niño !

déjame que te ronde

DÉJAME QUE TE RONDE

 

cuando ando por estos montes

solitario, el espíritu se me rompe

 

pues quizas no quieras oír

lo que siente este hombre

 

lo que mi alma esconde

solo puedo pedir . . .

 

¡ déjame que te ronde !

 

y decir y soñar y pensar

gritándole a las cumbres

 

que este amor se consume

poco a poco cual lumbre

 

al dormir, despertar y rezar

solo puedo suplicar . . .

 

¡ déjame que te ronde !

 

y decirle al viento tu nombre

pero tu no respondes

 

que este amor aunque duela

solo se consuela . . .

 

¡ si dejas que te ronde !

 

Níño !