Hector Adolfo Campa

Rómpeme el alma, pero rómpela bien.



Rómpeme el alma, pero rómpela bien.

No quiero que dejes nada intacto,

Para cuando me quiera volver a unir tras tu partida,

No tenga nada igual a como empecé;

Para que pueda presumir que soy diferente

Y que he vuelto a nacer tras tu presencia

Casi mortal y furtiva.

Sino es el caso,

¿Qué puto sentido tiene

El mal chiste de amarte

Y luego perder?

 

Rómpeme por entero,

Como trozo de papel.

Desde mis cimientos

Y mis ánimos de volver.

Cada palmo de mi estado,

Cada beso que he dado;

Desde lo que he hecho

Y lo que me han dado.

Destroza todo,

Pero destrózalo bien.

 

Hazme tiras,

Conviérteme en polvo,

En un montón de cachos,

De sobras

Y de algunos clavos;

En materia prima,

Que algún día

Pueda usar de moldura,

Para esos deseos

En los que me convertiré.

 

Rómpeme por entero,

Mis soledades

Y mis descontentos,

Lo que llevo por dentro

Y lo que llevo a ras de piel,

Como llagas y cuero,

Como caricias,

Finas como hilos,

Para volverme a cocer.

 

Rómpeme en todo,

Pero rómpeme bien.

No erres en tu tarea,

Pues cuando te vayas,

Dejándome ebrio,

Ahogado en la marea

De humos y escarchas,

Y hagas tu vida

Lejos de mis brazos

Bañados en miel,

Tenga algo de aquello

Que en un inicio

Estuvo bajo la hiel;

Déjame hecho nada,

Para así poderme rehacer.

Convertirme en lo que dejas,

Y poco a poco,

Entre aquellos despojos

De lo que no logró ser,

Hacerme de nuevo,

Como pereciendo,

Para que con esto y aquello,

Regresar al juego,

Como volviendo a nacer.