Carlos Dguez

Amor de verano

Su andar cadencioso,

suave y cadencioso;

su mirada altiva,

serena y altiva.

 

Labios color púrpura

cual fruto prohibido,

ojos color verde,

de un verde subido.

 

Un cromo era ella,

ella era muy bella;

era una escultura

de buena estatura.

 

Un vestido blanco

y un rebozo negro,

y era también negro

su bello cabello.

 

Bajo su vestido color de pureza

algo resaltaba más que su belleza;

una breve, una diminuta prenda oscura

que logró despertar en mí la lujuria.

 

Ella veinticinco, yo apenas diez años,

pero se los juro que no he olvidado

a la que un día fuera mi amor temprano,

mi amor de estudiante, mi amor de verano.

 

17/03/2014