Me ahogo con las palabras que no puedo decirle. Solo quiero tenerla. Pero el miedo impera sobre mi. Estar consciente de cada que haces, medir cada palabra, aguantar la respiración para que mis suspiros no alcen su vuelo. Estar meticulosamente prohibiéndome sentir de lleno con la dopamina. Un cerebro piensa mejor que dos corazones. Su mirada esconde tanto sentir, pensar, tantas acciones por completar. Quizás nunca se dé el paso; solo debo aguantar mi naturaleza destructiva. Debo resistirme al romance; a sus besos. Es necesidad contener el deseo de tenerla y no caer en un frenesí de pasión sobre su cuerpo. Ya ni escribo igual. Caí donde no debía; pero me resistiré al cambio como buena rebelde que soy.