La ciudad duerme,
Una silla se mece,
Mientras tanto la soledad aparece,
El viento sopla suavemente,
Y ella camina lentamente,
Dispersando la oscuridad de su mente.
Va rumbo hacia su trabajo,
Todavía parece temprano,
Y se escucha a lo lejano,
Lo que aparenta ser un disparo,
Solo basta ese sonido,
Para que su rostro deje de lucir sombrío,
Contrastando con ese callejón sin salida,
En el que se haya metida.
En esta bata blanca,
Voy camino hacia la oscuridad,
Si saber si puedo escapar,
Y tampoco hallo una coordenada,
En la que te pueda encontrar.
Las puertas se siguen abriendo,
Y las gotas de lluvia siguen cayendo,
Ella se tumba suavemente en su cama,
Mientras descansa mirando a la nada,
Está cansada de la misma rutina,
Sólo desea escapar aunque sea por un día,
Y en el espejo se mira perdida.
De vuelta al trabajo,
En el que no tiene ninguna salida,
Se detiene observando a sus prisioneros,
Y sus rostros llenos de agonía.
En esta bata blanca,
Atravieso la oscuridad,
Volando en un parapente,
Para poderte encontrar.
Camina lentamente,
Al compás de sus pisadas,
Con sus compañeros a sus espaldas,
Con su rostro serio y su mirada lejana,
Se encuentra confundida,
Y el viento sopla suavemente,
Mientras la gente celebra,
Sirviendo vino y comida caliente.
En esta bata blanca,
Camino hacia el final,
Encontrando el paraíso,
Que contigo no pude hallar.
Un último grito de su parte,
Y un último suspiro mío,
Indican el comienzo del final,
Las balas volando,
Y sólo nos juntamos para volver a separarnos,
Abran las puertas para que el hombre muerto pueda caminar,
Hacia la agonía en la que se va a encontrar.
En esta bata blanca,
Atravesamos la oscuridad,
Hallando una salida,
Y buscando una nueva forma,
De volver a comenzar.