LA MARIMBA.
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Roberto Reyes Cortés.
5º.Reyes.
V
En las noches atrapadas por la niebla,
con ternura suena dulce la marimba
que se agita cuando rozan sus maderas,
con cadencias que acompasan tus caderas.
Un par de ojos ardientes de jaguares
tejen con pasión la red de sus sonidos
y con los ritmos secretos de sus teclas
dieron vida a sus matices coloridos.
Gajo de árbol derribado en la montaña
que nos cuenta las tragedias y los ritos,
de los pueblos primitivos y sus mitos,
de su tierra para siempre abandonada.
Es la vida que renace con los niños,
en la blanca claridad de la mañana;
son los ojos de mujer apasionada
que se mira caminar por la calzada.
Es la casta que resiste cautivada,
es la fronda que se mece cuando canta,
al sonoro charlear de la marimba,
que te alegra cuando aroma tu morada.
En sus teclas con el fuego se acunaron
las historias que se cuentan en silencio,
de varones que murieron hace tiempo
y que viajan nuevamente con el viento.
En las fiestas de los pueblos encantados.
cuando tiembla lo hacen sus canciones y
vibrando se alebrestan los gorriones,
en el tierno despertar de la alborada.
Y si suena por las noches la marimba
con dulzura de palmera, el cuerpo cimbra,
como un río que se arrastra en los turbiones
por el cauce que alimenta la cascada.
Con sus manos magistrales el solista
acaricia con ternura sus maderas,
que al tocarlas cantan notas fascinantes
y en tus ojos se convierten en diamantes.
La marimba fue el crisol de mis amores,
con ella al bailar forjé mis ilusiones
y al morirme yo quisiera que al sepelio,
a mi cuerpo acompañen sus canciones.
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