AdelaVila

A uno de febrero…

¡Ay Brahms, cuán pienso en él! Le siento...

Desde el precipicio del alma,

donde el aliento del viento

derrama su fuego,

hasta el crepúsculo del silencio;

donde el etéreo anochecer

consagra, cada amanecer,

su anhelado lecho.


¡Mohicanos, caídes, sultanes, cerrad los ojos!

Cómo quisiera regresar a sus brazos,

al rocío de sus labios.

Volver a tocar la luna,

mientras el arpa de su cuerpo

arde en mil dulces besos robados.


¡Musa Calíope, mi amor viene!

Y mi existencia se reinventa.

Y soy vergel alfombrado,

y soy ángel alado,

y soy pez y luciérnaga.

Y pizarra de colores,

y cedro, y rosas y fresas.

Pequeñas letras, para vos...