Raúl Daniel

Amor No Es Un Sentimiento

Te amo porque lo quise, porque así lo decidí;

no fue porque me naciera, fue algo que puse en mí;

lo planté como a un rosal o a un árbol, a la vera

del río rojo de mi pasión, que de mi alma, corre en sus venas.

 

No es que tú me enamoraras ni por lo bella que fueras

y, aunque tu cuerpo de diosa lo vuelve loco a cualquiera...

yo te quise porque quise, en mi total albedrío;

no por algo que me diste, ¡sino por algo bien mío!

 

Fácil me fue enamorarme, siempre, aún hasta de niño

tuve férrea voluntad y ejercí, de mí, dominio;

y, para decir verdad, yo lo andaba procurando,

y a ti te tocó de todas las que se andaban cruzando.

 

Eres merecedora, no creas que no lo sé;

tratándose de mujeres, siempre lindas las busqué;

nunca me gustaron tontas, que no sepan sus deberes;

quiero a la hora de amar los más excelsos placeres.

 

No que no pueda enseñar, sino que me gusta hacerlo

con las que creen saberlo ya todo... ¡para su asombro!

 

Me hice experto en amores debido a mi timidez,

en un tiempo investigué en libros de serios autores,

también pregunté a señores que veía muy galanes,

con el mote de mejores entre todos los donjuanes.

 

Practiqué conmigo mismo, esforzándome en todo,

dando lo mejor de mí, venciendo mi egoísmo,

para conseguir así obtener el mejor modo

y la forma más galana de conquistar una dama.

 

Yo sé que ya no soy joven y he perdido mi dinero,

más trabas como extranjero tengo, por el idioma...

pero a mi terreno te traje y, aunque resistes mi trato;

como a potra que se doma, ¡voy a gozar el domarte!

 

Te amo porque es mejor, tratándose del amor,

el amar, cuando se ama, mujeres para la cama,

aunque sobran, no me gustan; aborrezco fornicar,

yo quiero que nuestras almas, las dos en una se fundan.

 

Quiero vivir el amor no la lujuria del sexo,

poder mirarte a los ojos con limpieza de conciencia...

y voy a enseñarte algo, mi pequeña cenicienta:

El amor no es sentimiento, se lo aprende, ¡porque es ciencia!

 

Y como prueba de esto voy a entregarte la máxima:

¡Dios mandó a que nos amemos como mayor mandamiento!

 

Si fuera un sentimiento no se podría ordenar,

pero, si Él mandó a amar, deberemos aceptar

en nuestro razonamiento y asimilar la lección,

que ¡el amor es una acción que podemos provocar!

 

Si el amor es sentimiento se lo puede generar,

y, si que te amo siento, es... ¡por que te he querido amar!,

obedezcamos a Dios, y amémonos tú y yo...

(yo ya te amo... ¡haz tú el resto!)