angelab

“Caricias”

 

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Nunca me gustó

 mi nombre

 hasta oírlo de tu boca:

no es música ni almíbar,

 nada apetecible,

 delicioso,

 sensiblero;

es sólo que,

 cuando dices mi nombre,

siento un reclamo ineludible

sin edulcorado galanteo,

sin antifaz simulador;

es un ven, te espero,

estoy aquí,

sin orden, sin apremio...

Entonces todo se detiene,

quedo presa de tu voz,

siento un extraño palpitar

que va del sentir al detonante,

y se acalla lo que guardé para decirte,

 me voy hasta tu voz

 digo tonterías,

quiero que te vayas,

que no repitas mi nombre,

que no descubras la inquietud de mi secreto,

que nadie sepa de este cautiverio,

porque cada espacio de mi ser

 vibra

 en las caricias de tu voz

 cuando dices mi nombre.