Juan Salvador Gaviota

Un beso, una caricia y un adios

Fue en el momento que estuvimos juntos

mano en mano, mirándonos los ojos,

un beso de tus labios en mi antojo

robé, porque lo quise hacer… y punto.

 

Yo te tomé en mis brazos, suavemente

y tú estabas inquieta, intrigada,

tratando de impedir que te besara

cuando te robé un beso de repente.

 

Al principio fue un beso dulce y tierno

que se fue calentando poco a poco

y te besé con el furor de un loco

poco a poco se desató el infierno.

 

Mezclamos la ternura y la pasión

tus senos en mis manos anidaron,

mas de pronto asustados escaparon

porque habías recobrado la razón.

 

Asustada, de pronto despertaste,

húmeda de pasión y arrepentida

del momento en que fuiste sorprendida,

del instante de amor que me entregaste.

 

De mis brazos inquieta te apartaste

sonriente, sin darme explicación,

y yo tonto, te dí mi corazón

y tú me diste un beso y me dejaste.

 

Me dí cuenta al instante que me mientes,

pues me hiciste creer que me querías,

mas no sentiste lo que yo sentía

y me hiciste ver lo que de veras sientes.

 

Tu sabes, el querer es un asunto

propio del corazón, no lo obligamos,

por que el amor es gratis, sin reclamos,

se dá porque se quiere dar…  y punto.