Tula

Buesa, nuestro cómplice

 


“Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.”

Y el amor que es valiente y se sube a la cumbre

busca y busca las fuerza, siempre enciende la lumbre,

se enfrenta a los gigantes que ensombrecen las noches,

a sus miedos ocultos, a dudas o reproches.

Pero el amor cobarde se esconde en los rincones

mas profundos del alma y entona sus canciones,

que le ahogan la pena o le cubren del viento

que guardan muy oculto todo su sentimiento.

 

Y a pesar de los miedos y a pesar de las fuerzas

el amor sigue vivo porque ya abrió las puertas

y ni un poder oculto, ni concilios mal sanos

matarán al amor que crece entre las manos,

manos que le acarician y le cuidan con celo

que lo mantienen vivo en noches de desvelo,

las mismas que una tarde se darán con firmeza

o las que puedan darse sin dejar la tibieza.

Porque uno mas es valiente y el otro mas cobarde

“pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.”