ANEUDIS PEREZ

ODA A LA NOCHE (dedicado a los amantes de la noche)

ODA LA NOCHE

 

Lóbrega, misteriosa e impaciente

camina en el espacio desplazando la tarde…

y tiende sobre el día/ sigilosa/

su cortina de humo,

hasta empapar los ojos de nostalgia.

 

Como agua derramada al horizonte

se riega despacito… vertiginosamente sobre el cielo

y tiñe con su sombra los silencios.

 

Parece un ave de infinitas alas surcando el universo.

 

Y se corre el telón…

alguien quita el mantel hecho de nubes

y de azul soñoliento…

el sol bosteza lento

en un ocaso tierno.

 

Y como en un paisaje de película

hace su aparición en el deceso

la hermoseada noche/ con su rostro coqueto.

 

En su vestido cuelga estrellas que titilan

haciéndola imponente,

su cara es una luna bien lavada

que sólo cambia el brillo de sus ojos,

su corazón  es nido de hojarascas,

es corazón inquieto por el tiempo,

es un latir de brisa hecho viento.

 

Cantan en ella, cantan criaturas…

luciérnagas que zumban tan inermes,

y en melodía de notas… susurran sinfonías

unidas con natura en estridente.

 

Se oye el batir de alas del murciélago,

el canto anunciador que emite el búho,

tripulación de cantautoras aves ensayando en lo alto.

En ti se esconde el bosque,

los peces del estanque danzarines

chapuzoneando el agua,

cazadores nocturnos con luces de alcafandra

hurgando entre neblinas su apetito.

 

El viejo cocodrilo en la penumbra,

al acecho febril del victimario…

da zancadas en cuatro como fiel soldado,

marchando con sus fauces entreabiertas

a celebrar su fiesta.

 

Se oyen lenguas bicéfalas

latigando el vacío,

atrayendo a su imán de gustativas

pequeñas fierecillas,

zancudos y satélites de antena.

 

En la punta de un cono hecho de tierra

se subleva indigente el lobo estepa

y le grita a su amada luminiscente

lo mucho que la ama.

 

El mar se baña en olas,

a solas con sus pocos transeúntes/

sólo se ve la espuma efervescente

dándole besos negros a la arena

hasta morir en burbujitas frías.

 

Jugueteando en el campo las gacelas

zigzaguean, retozan, dan maromas

sobre la hierba verde.

 

Cerquita junto a ellas… a unas pocas millas,

bajo los rayos luna/

en casas de campaña…

se aman entre cuitas de ternura

un par de enamorados,

dos tortolitos frescos que en un altar juraron

amarse por los siglos y los tiempos.

 

También en ti se hacen necedades,

se hacen sacrificios a lo oculto,

tu guardas los misterios con tu sino,

sin querer que marchiten tu sepulcro.

 

Oh mi adorada noche,

noche de soledad y de misterio,

noche que desabrochas los pudores

y amarras las caricias junto a pieles.

 

Noche quisiera ser tu eterno amante

para mirar tus ojos hechos luna,

y con mis versos siempre enamorarte.

 

Para arroparme bajo tu manto estrella,

y que en mis ojos se refleje el brillo

de tu sonrisa tierna…

¡Oh, noche bella!

 

 

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