Hija del Sol

NADA SOY, NADA TENGO

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Quién lo iba a pensar, aquel día cuando partía

pensaba armar mi equipaje y vi que no podía,

cada vez que iba a buscar algo para guardar,

me daba cuenta que no lo podía llevar.

 

Sentí que nada era mío, nada me pertenecía

aunque había vivido o tal vez eso creía…

cuánta nostalgia sentí ese día de mi partida,

no sólo por la ida, sino porque tenía planes en mi vida.

 

Quise llevar ropa, dinero, mis enseres,

pero, para allá no se lleva lo que acá lucieres.

¡Me llevaré mis recuerdos! eso pensé por un momento,

pero Él me dijo, lo siento hija esos son del tiempo.

 

Entonces me dije: “mis amigos, mis familiares todos son mi sino”

me di cuenta que no podía, ellos eran sólo del camino.

Me llevaré mis talentos, éstos sí que eran de abundancia,

pronto me di cuenta que tan sólo ellos, eran de las circunstancias.

 

Ya consternada, pensé en mis hijos… ellos son mi razón,

El eco me dijo: ¡No! Ellos son del corazón.

Ahogada en la emoción, veía mi maleta vacía

y la hora de partir, hasta ella misma partía…

 

Finalmente dije: “llevaré mi cuerpo, si de a poco lo empolvo”

pues vea usted, mayor sorpresa la mía, éste, ya era polvo.

Extinguida ya, pensé en guardar a mi alma, si ésta “dormía”

pero Él me dijo: “lo siento hija mía, tu alma, ésa, es mía”.

 

Ahí, en el momento final de mi existencia comprendí,

que tan sólo fueron míos los momentos que viví,

que sólo a ellos me los llevaría y nadie me detendría,

que el “aquí” y “ahora” nunca nadie me los quitaría.


Hija del Sol


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