Te amé en los silenciosos escondites de mi alma
en las praderas lluviosas de los campos míos,
porque el viento siempre me llevo a tus colinas..
te amé.
En paisajes de cobre cuando el otoño reina,
por cada ladera del corazón de valles nevados,
por costeras miradas de gaviotas urgentes,
siempre recogí una rosa silenciosa de perfume
ansioso y te amé...
Al pasar por tu jardín, al destilar la mañana,
en los albores del amor cuando nace el beso.
Amapola de desiertos encendidos,
camino principal a la puerta de nuestro encierro,
te quiero respirar, ahora,
ahora que no te tengo.