Antonio Fernández López

REGRESO.-

 

 

                                    Para Rosario enteramente.

 

Regreso de tus manos ondulado.

Un plácido delirio terciopelo

me circunda como el agua de la vida,

mitad ola, mitad canción de cuna.

 

El gozo de tu carne disloca mis sentidos.

Golpea la rigidez de mi amargura

que quiebra en tu caricia

y funde indisoluble

con pálidos anhelos disecados de tiempo.

 

De su agridulce mezcla

y el concurso indispensable de tus dedos

nazco de nueva luz.

 

Germina en mis entrañas tu celo codicioso

en forma de horizonte.    

Recompuesto, de una pieza,

me someto a la dicha

como a la muerte misma, cada noche, para alcanzar el sueño.

 

Has hendido mi carne hasta la médula

incrustando en sus células

insólito fervor, no sé qué de caracola,

de recuerdo cercano que al momento identifico.

 

Es una nueva puerta ante mis ojos:

contigo de la mano, un nuevo reto.

Es el tiempo desdoblado

pidiendo nuevamente paso.