le mont blanc

YO POETA



Surreal,  metafisico y vanguardista, bullicioso, riguroso e  imaginativo, de poemas asonantes y consonantes, poseedor de un espíritu vagabundo y desmedido a la hora de amar.  

Un juglar sin reino, trashumante y recolector de semillas de amores perdidos. 

Divo,  picaresco y atrevido cuando pregunto por si, y no me  responden rapidamente que no. 

A veces lunático y dolido,  de pecho abierto,  sangrando florecidos lirios,   rojos negros o  azules. 

Exaltado, sensible y pasional a la hora de besar, con mi boca y con mis letras. 

Aveces  escribo con solemnidad, a veces con ironía, a veces jovial con toques satíricos, a veces triste y misterioso, según  el recuerdo que esté de  turno. 

Y a veces locamente exaltado  cuando rescato del olvido, las razones  más profunda de mis grandes amores. 

A veces quiero ser seductor y caigo en la púber actitud  de exagerar mis dotes intelectuales, que yacen pacientemente  en un rincón  de mi cerebro, donde a oscuras viven y fallecen mis  mas viciadas neuronas. 

Mi corazón es de todas partes,  puede hablar los infinitos e universales idiomas de amor,  vive las mil pasiones instantáneas de los locos del querer.

 Es verdad que a veces pienso con la piel, cuando caen del cielo ángeles, hadas y mariposas y el recuerdo vuelve vivido, envuelto en sudores y espermas.

 Hoy ya  toro fatalmente amorcillado   al  final de la corrida, emanando Hemorragia de sangre y agonía de mi desfalleciente boca,   digo que muero poeta,   con sentido o no,  con lógica o sin ella. 

No he de  doblar mis rodillas en el estoqueada  final,  sin poder volver a beber  del  elixir de la eterna poesía del amor perfecto.



L.M

 

 

A ti te lo  digo mariposa de alas de luna, tu eres la  responsable de romper el cántaro   de mi alma, donde yacía secretamente  el manantial de mis locuras poéticas, que raudamente  se precipitó  en  cascadas de colores y palabras, que hoy con ardiente  dolor navegan  sin rumbo,  al negro mar de las ilusiones perdida. Se que  finalmente,  mi despedazado corazón caerá en la zarza ardiente, de los   insondables  caracoles  de tus rizos de fuego. Se que lo recuerdas,  fueron ellos que al partir, en la oscuridad de aquella lejana noche,   me dieron   la postrera y final visión,  de la muerte en carne y alma  del  apolíneo y celestial amor, nacido de la más vivida y sentida perfección de mis sueños.

 


Por eso soy poeta......