No sé cómo ni porqué, pero aprendí a quererte tanto, más de lo que creía, o tal vez, más de lo que debía.
Las caricias, las miradas, los besos y los suspiros más sinceros que en mi vida he podido ofrecer;
estando en tus brazos el mundo no existía,
no me importaba nada más.
Pero son precisamente todas esas cosas las que hoy me torturan,
duele saber que ella, al igual que yo, también se enamoró de ti..
y ¿Cómo no hacerlo?
Eres un hombre maravilloso... pero no eres para mí.