erick cullen

Veredicto Final

Hoy desperté quejumbroso y maltrecho

a causa de una angustia torrencial

que desgarraba con rabia feroz

la fragilidad de mi pecho.

 

 

Adorando la fiereza familiar

de tus ojos entornados

embistiendo mis desvelos.

Ahogando mis señas de identidad

con el peso de la humedad

que aún tengo clavada en el cuello.

 

 

Deambulando por tu voluntad

como un lazarillo sin dueño,

mutilando el sabor de la verdad...

...dando palos de ciego.

 

 

Para debatirme en un duelo sin piedad

entre la certeza de la ausencia de tu aliento

y la costumbre que me nutre en la voracidad

con que me ha desbordado tu cuerpo.

 

 

Así que me he aconsejado...

...un tiempo de intimidad

lejos de la penumbra

con que me deslumbra

el níveo reflejo de tu pensamiento.

Con el fin de conseguir apaciguar

este estado febril,

este calmo remordimiento

de olor a pan recién hecho.

 

 

Para poder asumir el veredicto final

de tener que morirme de nuevo.

No de amor, ni de ti...

si no más bien 

morir del convencimiento

con el que anudé mi pasión

a tu imborrable recuerdo.