mariposa6

El amor en la sombra.


Mi amigo, mi compañero, mi bálsamo en momentos de aflicción. MI AMOR.


En esta carta escribo lo que nunca pude decirte en persona, lo que no pude expresarte por miedo a toda la historia que llevábamos juntos como amigos, lo que no pude hacer en cada película que vimos juntos, todo el cariño y el amor que no pude transmitir con mis labios cada vez que te veia llegar y lo que intentaba disimular cada vez que sentia tus abrazos cálidos y cariñosos alrededor de mi cuerpo.


Quiero comenzar diciéndote que me encantaban nuestras noches de películas, tan llenas de risas y peleas de parte de los dos cuando me molestabas criticando y burlándote de los personajes cuando estaba el mayor suspenso en el aire y también cuando lloraba al final de algunas película y no me comprendías, pero aun así, me encantan nuestras noches de películas y las madrugadas comiendo pasta, hablando de lo que sea que se nos ocurriera a veces ni hablamos y aun así siento que no quisiera estar en ningún otro lugar que no fuera compartiendo esa línea de tiempo tan llena de ti.


Porque veras, yo disfrutaba de cada gesto tuyo de timidez, de cada tontería que haces para hacerme reír y disfrutar cuando tengo un mal día. Y ¡sí! Eras a veces desatento, antipático, te quejas mucho y casi siempre dabas respuestas vagas cuando profundizábamos temas amorosos, pero aun así disfruto de tu compañía, tan solo de saber que estas allí para mi es suficiente. Amo de ti todas tus virtudes pero también tus defectos. Nunca te lo había dicho, te lo digo ahora.

Tengo el valor a través de esta carta de decirte que sentía cosquillas en el estomago cada vez que te veía, te escuchaba o te sentía. que en cada abrazo que me dabas sentía unas grandes ganas de besar tus delirantes labios y descansar en tu regazo.


Llevo este sentimiento reprimido desde hace tres años cuando te mire por primera vez desde una perspectiva diferente que no fuera los términos de amigos, y no ha sido nada fácil para mí, contener el deseo tan desbordante a besarte y acariciarte.

Como podría darte toda esta declaración en persona cuando hemos sido amigos desde hace nueve años, temo a que nuestra amistad termine mal si no llegara a funcionar, temo a perderte, a no tenerte en mis momentos de llantos y de drama, temo a que no estés en mis momentos de felicidad y de gozo. Temo a que no exista luego un “nosotros.”


Ya es invierno y la nostalgia que me produce este viento de humedad tiene nombre y apellido. Y ese eres tu, Pedro. Nunca te había extrañado tanto desde que te fuiste de mi lado, nunca había sentido lo que es extrañar a alguien con tanta pasión y anhelo que sientes que el oxigeno se te agota y la fatiga aumenta con la rapidez que corren mis lagrimas por el rostro como está pasando justo ahora. Nunca había sentido tanto dolor incesable en mi corazón.


Te escribo esta carta porque siento un gran desahogo al plasmar una pequeña parte de mi amor oculto por ti.


Si la llegas a leer algún día es porque me tropecé contigo nuevamente. Aprendí que nunca debemos ocultar nuestros sentimientos por miedo, lo peor que te pueda pasar es que no sean correspondidos pero por lo menos tendrás la satisfacción de haberlo intentado.