Insomnioptera

Insomnio

Es como una invasión: lenta, cotidiana, infatigable. Hasta parece el título de una película de miedo traducida del inglés: “El regreso de los recuerdos ondulantes” sí, sacado desde el fondo de un sonido golpeado hasta la amnesia. Caminan hacia ti como fantasmas trasparentes, como espectros opacos destruyendo paredes y cerros, como ojos  que se abren en mitad de la nada, y no han olvidado nada.

Vienen a ti cubiertos de gusanos y escombros, odulantes, carnívoros, te dejan en el cuello la sensación del frío sujeta con arneses. Es una nausea. La misma infancia arrebatada por el corazón de un muerto -de aliento congelado. Devenir. Opacidad- . Y no deja de serlo aunque los años pasen, aunque la vida pese, aunque la muerte siga aproximándose. Es una nausea profunda.

Peligro, dicen, porque tu alma está al borde, porque tu alma puede resbalarse. Imagina tu alma resbalarse y rodar hasta que se desprende. Se detiene en el fondo de tu propio abismo. Es atraída al pozo en donde los recuerdos se arrebatan la carne, se pican las manos, se sacan lo ojos; es apresada en donde los recuerdos corrigen su estrategia para invadir el presente. Cuando menos lo sientas ya no será tu alma.

Basta un leve rumor para turbar su ritmo, un ligero estallido los despierta:

Atisban, aguardan, acechan, roen.