J.Marc.Sancho

A Miguel Hernández, 28 de marzo

A los rojos claveles de tu sepultura

llegan guitarras, poemas y melodías,

que serenan la rabia que me fustiga

porque fue tu condena, la que me indigna.

 

La vida sigue con armonía

hay una prisa que nada explica,

nadie se para, nadie respira

lo del pasado pocos lo miran.

 

Joven pastor, que aún cultivas,

entre las eras;

miles de estrellas y poesías,

noches de amor, de viva llama

que al mundo entregas, por las mañanas.

 

Entre los muertos, asoma el arma

que luce el libro de tus batallas,

milicias de estrofas, besan tu alma

y de verso y prosa;

van uniformes, con mil agallas.

 

¡Miguel, despierta,

despierta joven poeta!,

que vientos del pueblo, a tu lado llegan.

Son los bohemios, son los cantantes,

son los poetas y los rapsodas,

los jornaleros y estudiantes,

gente del pueblo, la que te adora.

 

Acerca tus huesos, no estés distante

mira sus ojos, como te lloran,

maldicen el tiempo de los cobardes

que maltrataron todas tus horas.

 

 La parra y el vino que adornaste

con bella oda y mucha pompa,

hoy la tenemos para alabarte

entre tu obra, que es nuestra gloria.

 

Llena tu oído, de sus canciones,

porque han venido con ilusiones

a brindar de tu aroma, tan jacobino

que de tu tumba, va a nuestra copa.

 

Recibe esta ofrenda, que es de cariño

que soy amigo y compañero,

otro poeta, que alza su cante

y en este instante, al viento grito:

Mundo despierta ve adelante

como ¡Miguel!, aquel gigante.

 

¡Querido poeta, viento del pueblo!

Si hasta ti llega mi poesía,

y al fenecer, hay otra vida y un no ser,

y si hay un monte como el Olimpo

manda tu cante, que me haga sitio

para que a coro, contigo cante,

en la tertulia, del paraíso!

 

J. Marc. Sancho 28/03/2013