Murialdo Chicaiza

Carta a una amiga.

   

Junto al mar no me dolería

tanto esta soledad,

ni en la ribera de tus ojos.

Y aun que me duela esta soledad

por herirme a veces la amo,

la busco entre mis papeles.

 

Cuando amo esta soledad

salgo a caminar con mi sombra

a reflejarme en la noche.

 

Hay muchos como yo, amiga,

que gemimos y reímos,

siempre estamos buscando

una ilusión en la cual

ni siquiera creemos.

 

Nos gustaría amar, de veras,

pero amamos más la soledad:

las cosas huecas y sin peso.

amamos más las paredes.

 

Si fuese un pájaro, te aseguro,

que amaría más a los árboles

lejanos que al viento.

Tal vez somos locos, tal vez no.

Pero si tú eres una de nosotros

ven a mi alma:

estaremos eternamente solos.