Culpa, tristeza y odio, es lo que sentí,
por tener que alejarme de ti,
pero lo mejor era lo que yo quería,
eso fue lo que decías,
que fácil forma de librarte.
Aquella noche, no te costo trabajo decirme
que alguien más te robó la mirada,
terminar de destrozar mi corazón,
vi que no te costo tanto como a mí,
empezar a distanciarnos.
Me sentí una completa tonta,
por haberme preocupado tanto por ti,
me hubiera ahorrado demasiado dolor,
que tu me causaste tantas veces.
Dirás que no me dolió,
pero en realidad me hago la fuerte,
todo me recuerda a ti,
y el dolor de tu recuerdo
me esta matando.
Después de tus dolorosas palabras
y tu despreocupada actitud,
lloré, lo hice con tanto sentimiento,
que sentía que el alma se me iba,
lloré, lo hice toda la noche
frente a esa ventana donde te dije adiós
lloré, hasta que me cansé.
Mis ojos pedían que mi llanto cesara,
pero yo estaba destrozada,
se que me creías fuerte, pero no,
se que me creías sin sentimientos,
pero tampoco es cierto
y se que no lo sabes.
De los dos, tu hablaste más de amor
y la que terminó sintiéndolo mas fui yo,
te aprovechaste y te comiste mi voluntad,
ahora no queda casi nada de mí.
No se trata de tu ausencia, asfixiándome,
es todo lo que no pude sacar de ti,
como veneno recorriendo mi cuerpo,
matándome lentamente.
¿Qué me dejaste?
una amarga lección,
y una cicatriz sobre otra.