Trovador de Sueños ...y realidades.

Latidos al Pie del Alma… (XL)

 

(I)

A la vida,

 a todo lo que te rodea sin medidas,

a la inmensidad y sublime natura

que como sinfonía llena de latidos y respiros

nos cobija sin pedir nada a cambio,

hasta que un día no muy lejano

nos cobre todo el daño que le hemos hecho,

es hora de sentirla como lo que es,

una bendición divina.

 

(II)

A las mujeres,

divina creación, hacedora de la vida humana,

sin ellas estas letras no serían posible,

a las madres que lo dan todo sin pedir,

a la cotidiana guerrera de la vida,

a las heroínas anónimas de luchas sin cuartel,

a las que amamantan la alegría de vivir,

a las compañeras y amigas que todo lo pueden,

a las diosas eternas del amor,

¿dónde estaríamos sin ellas?

hay que colocarlas y tratarlas

como lo que son,

insustituibles una a una

sus huellas son la vida misma.

 

(III)

Al amor,

pinceladas del alma y el corazón

ha repartido desde el principio de los tiempos,

la alegría, la tristeza, la felicidad y la plenitud,

que al fin y al cabo es parte del arte de amar,

infinitas historias han llenado de vida

a la humanidad, conjugando todos los verbos posibles,

es la flor más hermosa y única

que nos mantiene vivos,

que nos llena el alma entera, se vive y se fenece por él,

¿quién estaría dispuesto a prescindir?

si es la infinita melodía de la vida

con cada una de sus notas.

 

(IV)

A los hijos,

el tesoro más grande que el amor obsequia,

no hay un solo día en que un nacimiento

no produzca alegría,

donde se resumen todos los tiempos del amor,

no hay palabras suficientes para describir

el sentimiento que produce escuchar sus latidos

junto a nuestro corazón,

quien no lo haga, simplemente no es humano,

llenan con intensidad,

basta una simple sonrisa y el amor se siente

en los infinitos días de la vida,

son la flama que mantiene viva la esperanza

de un mundo mejor.

 

(V)

A la familia, a los amigos,

el destino nos llena con alegría y mil bendiciones

por tenerlos a nuestro lado,

los que se han marchado, siempre estarán,

sus huellas cubren con su manto nuestra vida,

el calor del hogar aun sin techo sobre nosotros

cuando estamos rodeados por ellos,

ese jardín inmenso, que todos llevamos dentro,

les pertenece sin medidas,

es nuestro bien amado sentimiento de gratitud

el que debe hacerlo florecer, con amor y con cuidados

el resto de nuestras vidas.

 

 

 

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Carlos Dos Santos Daniel
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Venezuela 02/03/2013