33484

¡SIEMPRE ESTUVO AHÍ!

        

¡SIEMPRE ESTUVO AHÍ!

 

Alcé mi mirada

al sentir el miedo,

de que fuese cierto

lo que me contaron.

 

Que en nubes de tul

en sillón de nácar,

sentado estuviera

mirándome a mí.

 

¿Siempre estuvo ahí?

 

Una nube gris

de rostro feroz,

rauda galopando

allí descubrí.

 

Ni sillón de nácar

ni algodón, ni tul,

ni quien descansando

me observara a mí.

 

Bajé mi mirada

cuando percibí,

el granizo frío

que la negra nube;

sobre mi mandaba

para castigarme,

por ser insistente

en mirar allí.  

 

¿Siempre estuvo ahí?

 

Y la buena madre

la tierra callada,

me dijo al instante

que me viera a mí.

 

¡Siempre estuvo ahí!

 

Sólo dependía

dé cómo entendiera

mi vida respecto,

al que me circunda,

que es igual a mí.

 

 

 

 

Dé cómo pensara

darle y recibir,

amor y respeto,

                                                     

¡Siempre estuvo ahí!

                                 

¡Siempre estuvo ahí!