nelida anderson parini

DE AGUAS MANSAS Y PICAFLORES.

Entre mis manos cerradas

sereno se escurre el río,

corriendo en libre albedrío

escapa a las carcajadas.

 

Así se me fue tu amor

una mañana  cualquiera,

sin darme cuenta siquiera

partiste tú, picaflor.

 

Sin ser esta vez primera

en mi boca trago amargo,

pronto salí del letargo

en pos de nueva ribera.

 

Así me callé tu nombre

aunque llamarte quería

y apostada en valentía

un día dije el de otro hombre.

 

Mientras tu y tú compañera

su sueño de amor vivían,

los olvidos transcurrían

liberados de la espera.

 

El llanto se fue escurriendo

igual que el agua del río

y el sentimiento vacío

en otros brazos creyendo.

 

Así conocí otros besos

jugosos frutos maduros,

nacidos de amores puros

miel de dulces embelesos.

 

El río sigue su curso

con imbatible osadía,

lo mismo que mi alegría

estrena un nuevo discurso.

 

Sonrío alegre a la vida

sin angustia o aflicción,

atrás quedo la traición

como el agua ya escurrida.

 

Hoy mi cause es caudaloso

refrescante y cristalino,

naciente de amor divino

con poder maravilloso.

 

Son tuyas aguas lodosas

atascadas en la orilla,

mezcla de arena y arcilla

de riberas pantanosas.

 

 Sea cada uno  en lo suyo

en lo que a mi se refiere,

si tu vertiente muriere

es ese un problema tuyo.

 

Alza en vuelo picaflor

abandona tu pantano,

seguro en jardín cercano

hallarás sitio mejor.

 

Bate tus alas ligero

ve a libar cándidas flores,

sorbiendo malos amores

has de vivir prisionero.