Sara (Bar literario)

Reflejos

 

 

No hay mar que no pierda sus dedos

-en el súbito Inquilino tropiezo-

 de un silencio perforando la noche.

 

No hay mar que no se pierda en su agua

y muera en sus olas, húmeda mojada

llorando la fugacidad de su propio deseo.

 

No hay mar que se refleje en la noche

y no se mire en su costra, manantial negro.

 

No hay noche que haga del mar

el azul enamorado de su propio cielo.

 

No hay noche en el cielo, en el mar hay noche

En el silencio se escucha plañir los ecos

Del mar ahogando a la noche, en el cielo sin tiempo.

 

No hay mar que no pierda sus dedos

En el silencio perforando su noche.