Víctor Callirgos

Amémonos Mucho

¡Oh, dulce y grato amor!

cervatilla todavía tierna,

¡mírame!...que la luz de tu linterna

maravillosa fugue en temblor

por la celosía azul de tus ojos

hacia mí...

 

Ven dulcísima que aguardo de hinojos

en mi lecho de telares rojos,

masticar tu hierba matutina,

morir en la mirada azulina, 

aquella, oveja blanca, la de tus ojos.

 

Ven, amada, bebamos los dos

el néctar del azahar en flor;

agotemos la copa de amor

en este dulce y grato momento

de olor a nardo con olor a incienso.

 

Amada, en el recogimiento del silencio

que absortísimo escucho,

cuando consume la tarde del tiempo

nuestra vida pasajera en este confín

amémonos mucho.