Irene Pascual Salvador

Tú;

Dejemos hablar a nuestros cuerpos desnudos, dejemos mudas las palabras. Podremos escuchar los gritos sordos, las lágrimas ardientes, que sin quererlo, piden más.

Cuando mis manos heladas, enfrían tus cálidas mejillas.

Cuando, a veces, busco tu cuerpo en la oscuridad, y darme cuenta de que no estás.