Qué dulce
Reposar sobre sobre tus piernas
En tal estado de paz
Que encuentro el sueño eterno
El jardín fértil
El fuego tierno.
Qué dulce
Cuando aun así
Teniendo tus labios heridos
Vienes a cuidar los míos
Haciendo mi voz más suave
Mi suelo más vahído.
Qué dulce
Cuando tu voz
Del silencio nace
Para irrumpir en mi alma
Y traer de donde yace
Mi mente divagante.