JUSTO ALDÚ

PAÍS SIN NOMBRE, ARBOLES DE PIE

Es un país sin nombre

hay  árboles de fuego

con nidos y alimañas.

 

Andan detrás y nos persiguen

por todos los caminos,

solo por echar una mirada

a esa región del alma

que llamamos probidad.

 

Árboles llenos de resquicios y dobleces,

que no creen en las palabras

por temor a perder esas cadenas.

 

He oído rumores…

se mueven por aquí y por allá,

tragándose la honestidad de la tierra

y  encogiéndose de ramas ante la iniquidad

 

Muy dentro tienen ojos de rapiña

y hasta los perros orinan en su tronco,

y  sentimos quebrar sus posiciones

con el color más conveniente de sus hojas.

Árboles con raíces inmaduras

sobre el llano donde amamos la verdad

Árboles que dicen:

“de esa agua no beberé”

y algunos le creímos

Mientras chupaban las falacias del mundo

 

Árboles que luego de pasarles la locura,

se hacen de una vida respetable

 

...y sus retoños fieles no están,

                                                 cayeron

volvieron a morir de otro modo.

Amigos siempre fieles del enemigo

y enemigos cordiales del mas amigo;

y siguen aquí…

contigo,

y también están sin ti

y sueñan con ser míos...

 

Árboles…,

solo árboles...

 

Pero hay árboles de flores

de hombres verdaderos,

que no se parten en dos

y están en el mismo sitio,

con sus raíces fuertes

en el surco del destino,

 

Amo esos árboles

que nunca dan un giro

y tienden a morir firmes

con la verdad ensimismada