Mario Megarock W. Wolf

Por el valle de las tierras extrañas

 


Solo escucho la triste melodía de un violín que llega de lo lejos de mi reino.Solo llevo conmigo una espada y las lagrimas que voy dejando cuan migas de pan para no perderme en esta senda.

Cansado y herido cuento mis pasos, el cielo gris se convierte en la amenaza que asecha mi futuro. Aquí en esta tierra no hay mas que soledad y melancolía, el sol quema mi propia sombra y los cuervos me esperan al final de mi camino. Oh mi Dios, ¿Que es lo que me espera? Si con tu canto detuviste la ira de los reyes hacia mi, ¿Podrás sacarme de este laberinto?

Escúchame Creador de mi cielo y desciende, rompe las nubes y dame de beber. 

En la lejanía de los campos inhóspitos veo pasar mi juventud y la tragedia la despide; pero estoy alucinando. Un Árbol de hermoso aspecto se pasea entre los campos verdes y va dejando una estela de vida a su paso, ¿Será este el Árbol de mis ancestros, dueño de sus vidas y de sus sueños, aquel que sembró y segara algún día? El viento juguetea en su follaje y aves de colores anidan en sus ramas, su hoja no cae y su fruto es vistoso.  Al acercarme mi tiempo se detiene y el sol no me toca mas. Gentilmente me regala una flor y me dice que no tenga miedo aunque los mares sean profundos. Cierro mis ojos y dejo que su sombra me conquiste, no tengo miedo, bellos elfos entonan canciones de alabanza y danzan para El. ¡Es El! Aquel que puede usar el arco iris como puente y pintar los cielos a su gusto. Por fin, mi búsqueda termino, ya no necesitare mi espada y las lagrimas se terminaron, no hay regreso al pasado, ahora soy con El uno... El me a encontrado.