nelida anderson parini

CUANDO EL AMOR SE MARCHÓ...

Aquel día el amor enloquecido

suavísimos suspiros inhalaba,

un deseo voraz, incontenido,

en bajísimas voces musitaba.

El universo estaba distraído,

la agitación que había, no notaba.

Se sentía el amor incomprendido

y el cielo tan siquiera se enteraba.

 

Frenético al asecho de un descuido,

los portales celestes vigilaba…

Esperando encontrar desprevenido,

a algún guardián, que el paso resguardaba.

Astuto, en sus anhelos invadido,

el modo de escapar organizaba…

Incauto celador está dormido,

el ingenioso amor, libre se hallaba.

 

Volando en esperanza enfebrecido,

con un planeta azul alucinaba.

Un mundo de belleza florecido,

el generoso amor ambicionaba.

Así surgió un planeta consentido,

donde un sueño de amor se concretaba:

Su suelo floreció reverdecido,

la esperanza el ambiente perfumaba.

 

En mar azul su anhelo convertido,

con cálida alegría germinaba.

En cielo de brillante colorido,

la esencia del amor se derramaba.

Sentíase éste ser tan complacido,

que crear maravillas no bastaba

y en un acto de ingenio concebido

al hombre el paraíso regalaba.

 

Más éste, limitado y confundido,

el precioso regalo no apreciaba

y dando por contado y merecido,

 bondades del amor despilfarraba.

Y aquel mundo en otrora bendecido,

con soberbia codicia descuidaba.

Fecundado el amor en el olvido,

su creación de dádivas dotaba.


Viendo al hombre cegado y desvalido,

infinita bondad le prodigaba.

Y aunque a veces sentíase afligido,

a partir hacia el cielo se negaba,

conociendo que su hijo preferido,

en su ausencia su vida malgastaba,

 fue entonces cuando en dulce resoplido,

 el amor a su esencia se aferraba…