jorge canales

EL MAESTRO Y LA PIZARRA

El maestro

sin clemencia

devora la tiza.

La convierte en letras

y la piel de la pizarra tapiza.

Tiernamente la limpia

como quien

una linda muchacha

acaricia.

Luego la vuelve a pintar 

y una vez más a limpiar.

Y la vuelve a pintar

y otra vez a limpiar.

Mientras la pizarra se pone a pensar:

Este hombre  loco debe estar.